CONRADO MARRERO
Virtud y leyenda
Reproducciòn del trabajo publicado en Bohemia digital el 25 de marzo de 2011, en ocasión del centenario de Conrado Marrero
El excepcional lanzador, considerado como uno de los mejores de todos los tiempos en Cuba, cumplirá 100 años el próximo 25 de abril. BOHEMIA rinde homenaje a este hombre que puso en alto el nombre de la nación en los más exigentes escenarios beisboleros del mundo
Con él aprendí a lanzar distintas bolas y a tener la noción de cómo se debe enfrentar cada situación en el juego. Conrado Marrero me enseñó todo lo que sé de béisbol y ojalá cada pitcher que empieza pueda tener a su lado a un Conrado Marrero. Braudilio Vinent
Aquel guajirito de unos diez u once años observaba embelesado el desarrollo del
mprovisado piquete; eran nueve contra nueve y, en juego, esa rara cualidad criolla de siempre querer ganar hasta a las escupidas. No levantaba tres cuartas del piso pero, si la faena en el campo lo permitía, atravesaba la frontera de la finca El Laberinto para presenciar aquellos duelos, que fueron perdiendo la espontaneidad hasta convertirse en algo muy serio.
Con el tiempo a Delfín López, alias Cucho Polaina, se le ocurrió armar una novena en la finca, a la cual nombraron Los Tigres. Y concurrieron presurosos casi todos los jóvenes del lugar, entre ellos Conrado Marrero, que ya usaba pantaloncillos largos y tenía bigotes, aunque mantenía activas sus peregrinaciones beisboleras. Él probó fortuna en el campo corto y desafió las sinuosidades del terreno, hecho por ellos mismos a puros guatacazos. Ahí, y a mano limpia, aprendió a fildear.
Entre una cosa y otra, Polaina se autoproclamó pítcher estrella y casi inamovible… hasta el día en que los palos fueron tantos que, a la desesperada, echaron mano del torpedero, cuyo dominio de un raro envío, capaz de “jorobarse” en el aire, o los sacaba del apuro o los hundía. Lo había aprendido a tirar con naranjas. La improvisación surtió efecto. Marrero aguantó las embestidas rivales y a partir de ahí monopolizó la lomita.