Por Pedro Hernández Soto
En la actual política del beisbol cubano veo, por desgracia, contradicciones entre buenas decisiones y otras malas.
Me explico: una de las justificaciones válida para mantener una Serie Nacional con dieciséis equipos, uno por provincia y el municipio especial Isla de la Juventud, es el desarrollo local. Esto está sustentado en realizar en los territorios buenos torneos, con la participación de las figuras participantes en la competencia del máximo nivel en Cuba, recién terminadas estas últimas.
Estoy de acuerdo con esto -pues defiendo la elevación del nivel del deporte nacional-, aunque apoyo, hace más de dos años, la urgencia de otra competencia, a continuación de ésta, más selectiva, con seis o cuatro equipos solamente, integrado por los atletas, instructores y directores más destacados en la primera y que fungiría, en la práctica como preselección para el equipo Cuba.
Y especifico, primerísimo nivel pues creo acertadas las medidas para que diferentes conjuntos de primera categoría participen también en relevantes topes internacionales, pues son ejercicios de fogueo muy importantes para la preparación de todos nuestros jugadores y profesores.
Por descontado doy que usted comprende la necesidad –con el mismo objetivo- de la participación de cubanos en ligas foráneas, amén de los beneficios económicos para el participante y la institución nacional. Proceso que ha esclarecido donde está la verdadera barrera para que los cubanos no puedan acceder a los equipos de la MLB, y sus sucursales, si no renuncian a su ciudadanía así como que no tenemos tantos aptos para jugar esos torneos y depende de las decisiones de los scouts extranjeros y no de nuestras apreciaciones.
En resumen, no es como pensaban muchos, desconocedores de aquella disputa entre los mexicanos hermanos Pasquel y las citadas Ligas Mayores, tras lo cual esas últimas quedaron como dueñas, más que directoras del beisbol rentado. .
También estoy de acuerdo a las decisiones de enviar directores y entrenadores, muy conocedores, a dirigir diferentes colectivos. Eso impulsa el avance deportivo y su efectividad está demostrada en varias ocasiones y diferentes zonas. Es el vencimiento necesario de otro escalón para el ascenso.
Un fallo lógico y justo fue el permiso de traslado a los Gourriel, Dainel Moreira, Michel Martínez Pozo e Irandy Castro. Con lo que no estoy de acuerdo -me tiro en posición de tendido y abro fuego- es con la importación indiscriminada de beisbolistas entre provincias.
En la 52 Serie Nacional Cienfuegos desarrolló un papel envidiable. Mucho tuvieron que ver la preparación los distintos hombres en su puesto en la alineación al bate. Los prepararon de forma diferenciada. Recuerdo cuando, en entrevista para la televisión, el primer bate explicaba que practicaba cien (100) intentos de toque cada día, y por supuesto amigo, después en plena competencia ¡la ponía con la mano!, como vulgarmente se dice.
En la SNB recién terminada Pinar del Río se auto fortaleció con el regreso de un director del territorio y clasificó para la segunda etapa con peloteros propios. Reforzó sus filas como cada uno, terminó la segunda fase en segundo lugar y ganó la final por encima de todos
La Habana posee por mucho la mayor cantera de peloteros de toda Cuba, cinco o seis veces más que cualquier otra estructura provincial. Aún compiten ex integrantes de Metropolitanos, aparte tuvo durante la 53 SNB más de veinte atletas jugando fuera de la capital y algunos ocuparon puestos regulares en sus nuevos conjuntos.
En la pasada Serie Provincial compitieron dieciséis quipos, equivalentes a unos quinientos (500) atletas en total. Rebaje cerca de doscientos cuarenta lanzadores (240) a unos quince por equipo y le quedarán doscientos setenta (260).
De esta cantera, ¿no pueden prepararse un par de bateadores para cada turno deficitario de Industriales? ¿Es imprescindible «traer» un camagüeyano, un guantanamero y otro prestado con anterioridad a la Isla de la Juventud? ¿Se sentirán bien nuestros atletas? ¿Cómo quedan los instructores, como incapaces de preparar buenos peloteros, especializados en determinadas funciones?
Otra situación diferente vive la Isla de la Juventud, un municipio que lucha contra provincias, y toda ayuda que se le preste es poca para poder lidiar contra esos territorios, en comparación verdaderas potencias, tanto en lo poblado como en lo deportivo. ¿Por qué tratar de la misma forma a realidades desiguales?