Congreso de la UPEC: El orgullo de trabajar en Trabajadores

Por: Magali García Moré

Trabajadores circula 300 mil ejemplares solo los lunes

Fue en el periódico Granma donde me formé como periodista. Allí estuve doce anos atendiendo diferentes sectores y sobre todo aprendiendo de quienes me rodeaban. Hice la licenciatura en el primer curso abierto para trabajadores -ya con mis cuatro hijas nacidas-, y todo mezclado resultó una magnífica experiencia de vida y oficio.

A pesar de lo mucho que me gusta mi profesión, un día me pidieron que pasara al trabajo sindical. Aquello significaba un giro de 180 grados, pero realmente no me molestó. Me sentí a gusto cumpliendo esta nueva tarea si consideraban que allí podría ser útil, y la asumí quizás por las difíciles condiciones en que se realizaba. Durante cinco años me había desempeñado como segunda secretaria del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Cultura, nacido de la unión del de Artes y Espectáculos con el de la Prensa y el Libro.

Al cabo de ese lustro, el compañero José M. Ortiz (Pepín), director de Trabajadores, pasó a otras funciones en el Comité Central del Partido. Además, no había subdirector, así que alguien pensó que yo podría ser esa subdirectora, ¡sin director…!

El periódico de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), apareció como diario el 6 de junio de 1970 -hacía entonces poco tiempo- puso a prueba la tenacidad de un colectivo y completó mi aprendizaje sobre un medio cotidiano impreso. Luego de los años allí transcurridos, puedo asegurar que me resultó muy grato regresar al periodismo, precisamente en este órgano, cuando ya tenía alguna experiencia en el mundo sindical.

Es cierto que en 1977 no sobraban los recursos materiales ni facilidades tecnológicas pues linotipos y rotativa habían cumplido su vida útil hacía mucho tiempo. Lo cierto es que los deseos de hacer de los más jóvenes y la experiencia de los restantes constituyó una química efectiva.

Los compañeros que habían hecho su carrera profesional en Trabajadores estaban marcados por los avatares que rigieron la vida del diario, con más periodos de baja que de alza. Sin embargo, fue posible encauzar las ambiciones de hacer de la mayoría y siempre apegados al perfil editorial, buscábamos con afán algo novedoso que aportar.

El colectivo se creció, fortaleció el fundamento periodístico de servir al pueblo y pudimos hacer válido el papel de contrapartida frente a la administración revolucionaria, razón de ser de los sindicalistas en el socialismo.

El rotativo mejoró la calidad de sus contenidos, sobre todo por el ejercicio del criterio en temas muy sensibles para la población, tal cual la actividad laboral en sus diferentes facetas, la economía ocupó un lugar eminente en los materiales de cada día (para ello los periodistas se prepararon de manera rigurosa, incluyendo su participación en cursos creados para tales fines en prestigiosas instituciones) y con estos avances logró consolidar su presencia en colectivos laborales, unidades militares, centros de estudios, hogares y otros colectivos.

La atención a los diferentes sectores económicos permitió profundizar en el tratamiento multilateral de temas tan difíciles como los accidentes de trabajo y la seguridad laboral, entre otros muchos particularmente delicados e importantes, y en los que se destacaba más de un compañero

Surgieron nuevas secciones que enriquecieron sus páginas sin dejar de reflejar los acontecimientos fundamentales del país y el mundo. El apartado 2009, primordial espacio de intercambio con lectores, de un cuarto de hoja, pasó a una completa y diaria. Nació otra muy importante, la de los Innovadores y Racionalizadores, y apareció La Rueda Dentada, donde se reflejaban juicios acerca de música, cine, literatura y también el desarrollo del movimiento de aficionados en el sector laboral.

El año 1980 impuso una nueva dinámica para todos. Al pasar a la circulación diaria tuvimos que dejar atrás el pesado lastre de las ediciones mensuales o quincenales que durante tanto tiempo permearon el modo de hacer. Se crearon los equipos por temas y aprendimos a trabajar el diarismo, con más esfuerzo, sentido de integralidad y mejor estrategia para cumplir nuestro objetivo editorial.

Recojo un párrafo del análisis que sobre este periodo publicó el colega Luís Sexto (Premio Nacional de Periodismo José Martí Por la obra de toda la vida, 2009) en el aniversario 40 de la publicación): “… El clima de creación se intensificó. Y aunque el taller y la imprenta seguían como en sus años mozos de los 30 y los 40, Trabajadores, de fea impresión ganaba prestigio…”.

Esa aseveración se puede certificar muy fácilmente: cuando llegué al periódico la tirada no rebasaba los 70 mil ejemplares diarios. Unos pocos años después, antes de pasar a dirigir la revista Bohemia, ya la tirada era de 150 mil, en su casi totalidad de venta directa a la población. Y para ese momento, todos sentíamos que no costaba tanto trabajo trabajar en Trabajadores.

Cierro con una afirmación de otro valioso redactor, que sintetiza mi cariño especial por este órgano y cada miembro del colectivo que me acompañó: “…me enseñó la importancia de descubrir la virtud ajena. (Por ello) Trabajadores me tendrá siempre a su lado…” (Tomado del trabajo publicado en el aniversario 40 del periódico bajo la firma de José Alejandro Rodríguez, Premio Nacional de Periodismo José Martí Por la obra de toda la vida, 2013)..