Por Pedro Hernández Soto
Nos tropezamos en la escalera de la tienda La Puntilla, de salida ambos, la tarde del pasado sábado. El protagónico de A otro con ese cuento venía con una pequeña jaba en las manos, contentiva de artículos y a su paso le acompañaban los aplausos de circundantes. Casi al tropezar me reconoció y me dijo cuando su voz avejentada: ¿Cómo estás Pedro, hace tiempo que no nos veíamos?
A los que contesté con rapidez: tú no me ves a mí Pánfilo pero yo a ti sí, mi familia en casa me obliga a ver tu programa aunque estén dando la decisión del play off de beisbol nacional por Tele Rebelde.
Los cercanos reían casi al unísono, mientras él y yo nos abrazábamos, sin dejar de sonreírnos también. Levantó entonces la bolsita plástica ya en la mano izquierda y me espetó en igual tono y cadencia: Mira aquí van 10 “faos” en comida ¡y como sobra jaba! Lo que provocó otro acceso de carcajadas entre quienes ya nos rodeaban.
A continuación me pidió: ¡Ayúdame a llevarla hasta el carro pues pesa demasiado! Imagínese usted los que sucedió, otra manifestación de risotadas…