El Congreso de los periodistas, lo que nos toca (+ videos)

Por Pedro Hernández Soto

La doctora Rosa Miriam Elizalde al momento de presentar su ponenecia

En tres años cumpliré cuarenta en el sector periodístico y recuerdo una observación que en mis principios me hizo Roberto González Quesada, el sin par jefe de redacción de Vanguardia. El Maestro me dijo a este neófito: el periodista tiene que informarse cada mañana de lo más importante antes de salir de la casa.

Fue un impulso a mi costumbre de conocer sobre los sucesos políticos, económicos y sociales, y lo he hecho una costumbre. Al principio, en una época, era un salta que salta -de acuerdo a la hora- de Radio Reloj a Radio Rebelde, a la Revista de la Mañana. Hoy todo cambió con Interne:(e-mails, Twitter, redes sociales, RSS y buscadores), que facilita y acelera las búsquedas. De todos modos no dejo de seguir los noticieros de la TVC y leer cada día los periódicos, es parte del oficio.

Había seguido el 9no. Congreso de la Unión de Periodistas de Cuba (Upec) en lo que estuvo a mi alcance, desde las delegaciones de base hasta la asamblea ramal de la prensa escrita. Mucho supe por el sitio digital de la Upec que brindó muy buena cobertura al evento, pero me faltaban precisamente las sesiones finales donde se reunía mucho de lo más talentoso del periodismo nacional. Falté y todavía me duele, a la nuestra,  la de Bohemia, por una consulta médica.

Las informaciones publicadas sobre las discusiones desarrolladas en asambleas de los medios (en total fueron 184), las provincias y el municipio especial Isla de la Juventud, y la ramal de la prensa escrita, auguraban un buen final con un amplio recuento y profundo análisis de los principales problemas que aquejan al periodismo nacional. Y de seguro le seguirían fuertes y audaces planteamientos, a tono con los tiempos que vivimos.

Si, porque tal como aseveró en sus conclusiones Miguel Díaz-Canel Bermúdez, primer vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros, tal suceso aporta en todas su instancias, desde las palabras en los medios hasta las conclusiones finales.

Y así fue, es indiscutible que la presidencia saliente organizó un acontecimiento de excelencia en el aniversario 50 de la organización profesional. Estoy convencido que será recordado durante mucho tiempo por el interés que primó, la sinceridad de los planteamientos y el acierto de los enfoques, precisamente en uno de los momentos más complicados de la historia patria. Nada fue dejado entre renglones, todos oídos. No en balde el documento circulado, base de las discusiones, lo titularon Subir a la base.

En mucho el éxito de las deliberaciones finales radicó en la profundidad de ponencias presentadas sobre temas muy bien escogidos, donde se imbricaron con estrecha armonía academia y ejercicio profesional, y las intervenciones consecuentes. Los comentarios que me han llegado las honran. Cuentan que serán editadas e impresas unas memorias que llegarán a cada uno de nosotros, esperemos.

Por eso sufrí tanto cuando el sábado 13 comenzó en Palacio de las Convenciones la sesión final del noveno parlamento del gremio y no podía enterarme de nada. Los espacios en los noticieros de la TVC así como de la radio fueron para mí contados y relativamente cortos. En los medios impresos y digitales, a mi entender se repetía la situación. Así, por la noche, para indagar, llamé por teléfono a dos compañeros, uno me respondió y otra no, y entonces pude saber de algunos de los pormenores.

Ahora me pregunto: ¿Por qué no se informó más si todos coincidimos en que la actualización del periodismo es muy importante en el impulso a los cambios que realiza el pueblo y le interesan a la gran mayoría de los cubanos? ¿Por qué no se trqnsmitieron íntegras, en vivo, las ponencias?¿Y aquel que no pudo ver en su totalidad o en parte los dos resúmenes dados en horarios de la Mesa Redonda?

Es claro que no podíamos dedicar a ello a tiempo completo un canal de televisión o una emisora de radio pero si, por la red nacional que disponemos, emitir frecuentes despachos de lo acontecido. Y muchos, desde un principio seríamos conocedores y estuviéramos relajados. Es algo que debe convertirse en costumbre, en la práctica para todo evento que interese a la mayoría de la población.

Telesur, Radio del Sur y un conjunto de espacios en Internet, todos desde posiciones de izquierda, no solo exhiben buenos periodistas, conductores y recursos de producción sino además marcan el paso en cuanto a formas, amplitud y profundidad en sus contenidos -entre gobernantes y gobernados de las nuevas democracias populares de América Latina- de acuerdo a la modernidad de la comunicación.

El epilogo del cónclave de los miembros de la Upec -a partir de lo leído en los impresos y los digitales y visto por la TV (casi todo lo publicado)-, manifestó a favor del periodismo que necesita nuestro socialismo, siempre desde posiciones revolucionarias. No era de esperar algo diferente. Lo ratificó con mucha fuerza Díaz Canel, también miembro del Buró Político, en las conclusiones de la sesión de clausura, que mostró dominio sobre la problemática del periodismo cubano, las principales insuficiencias que le aquejan y el escenario en el cual se mueve. Tales conocimientos los ha alcanzado con suma rapidez.

Lo cierto es que solo he podido estudiarme la ponencia del doctor Raúl Garcés. No he logrado acceder a las de Rosa Miriam Elizarde, Ariel Terrero ni al discurso concluyente.

Es indiscutible que se abrió un fortalecedor espacio de diálogo y debate, de crítica y autocrítica, de todos y para todos. Los cuestionamientos presentados y analizados por una magnífica representación periodística nacional, ante importantes directivos del Partido y el Gobierno, han señalado el rumbo que nos permitirá caminar con pasos agigantados hacia lo deseado y necesario.

Fue muy significativo como el dirigente, quien tiene una visión muy abarcadora de la sociedad cubana, de sus potencialidades y debilidades, en su intervención alabó el sentido crítico del evento y llamó a romper la inercia, a avanzar con audacia e inteligencia, a demostrar en la práctica las posibilidades de cumplimiento del compromiso de ayudar a nuestra sociedad a en su progreso económico y social.

Para andar y avanzar debemos desbrozar el camino, de modo principal nosotros, algunos pueden ayudarnos pero nadie más puede hacer lo nuestro, lo que nos toca.

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